domingo, 16 de diciembre de 2018

Pokémon Rojo y Azul

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Pokémon Rojo y Azul

Pokémon Rojo y Azul para Game Boy fueron el inicio de una de las franquicias más exitosas de la historia de los videojuegos. 151 criaturas conquistaron a millones de jugadores por todo el mundo

Ambas ediciones presentaban la misma aventura, pero en cada una de ellas había una serie de Pokémon exclusivos. Y aquí tenemos una de las claves del éxito de la saga principal, el intercambio de criaturas con otros jugadores.

Por aquel entonces, tener Internet en casa no era lo normal, ni existían las conexiones inalámbricas. Los jugadores que querían conseguir los Pokémon que no estaban disponibles en su cartucho, podían intercambiar distintas criaturas con otros usuarios con el cable Link de la portátil Game Boy. Es decir, nada de conectar la consola a una conexión WiFi y poder intercambiar un Pokémon con un japonés a miles de kilómetros. A finales de los 90, teníamos que juntarnos físicamente y conectar el cable Link a dos Game Boy encendidas. Aparte de realizar intercambios, también podíamos combatir con nuestros amigos de esta forma.

Aunque el factor multijugador y de interacción social que introdujo Pokémon Rojo y Pokémon Azul en Game Boy fueron muy importantes, el éxito del comienzo de la saga de Game Freak y de Nintendo también radicaba en la experiencia individual de ambos juegos. Si pensáis que la primera gran decisión del juego era elegir entre Charmander, Squirtle y Bulbasaur os equivocáis. La primera gran decisión era escoger entre comprar Pokémon Rojo o Pokémon Azul. Una vez decidida una de las dos ediciones con su cartucho con color a juego, ya entrábamos en una absorbente aventura con una banda sonora imborrable para la memoria.


Tras elegir el nombre del protagonista o dejar el de Rojo por defecto, el Profesor Oak nos invitaba a escoger una Pokéball en su laboratorio, cada una con uno de los tres Pokémon mencionados anteriormente. Con nuestro primer Pokémon en su Pokéball, ya podíamos despedirnos de nuestra madre, abandonar Pueblo Paleta y comenzar nuestro viaje por las diferentes rutas, cuevas y ciudades de la región de Kanto.

Los objetivos de Pokémon Rojo y Pokémon Azul, asentados en los futuros videojuegos de la saga principal, eran dos principalmente. Por un lado, vencer al Alto Mando de la Liga Pokémon y convertirnos en el campeón de la región y, por otro lado, completar la Pokédex. En este último caso, el reto era mucho más complicado, ya que dependíamos de los intercambios con otros jugadores utilizando el cable Link para conseguir los Pokémon que no se podían capturar en nuestra edición.
El objetivo de convertirnos en los campeones de Kanto en Pokémon Rojo y Azul seguía el patrón más estandarizado de cualquier videojuego de rol. Subir a nuestros personajes de nivel, en este caso entrenando criaturas con unos determinados tipos que en su mayoría pueden evolucionar en monstruos más poderosos; derrotar a varios jefes finales a medida que avanzamos por el juego, renombrados en Pokémon como líderes de gimnasio que nos otorgan una medalla como reconocimiento de nuestra victoria; y terminando la aventura con un épico combate final, aquí contra el nieto de Oak tras vencer de forma consecutiva a los cuatro componentes del Alto Mando.

Si la aventura de Pokémon Rojo y Azul solo hubiera tenido este objetivo, hubiera sido un RPG más con un enfoque original. Sin embargo, el factor de coleccionismo que introdujo esta saga, hizo que el viaje por capturar a los 151 Pokémon, lo que viene a ser completar la Pokédex, fuera realmente apasionante. Mientras íbamos visitando nuevas zonas de Kanto, nos dábamos cuenta que iban apareciendo criaturas nuevas. Por ello, la exploración de nuevas zonas del mapa siempre generaba esa ilusión por ver que te salía al caminar por la hierba alta. Por si fuera poco, paulatinamente ibas descubriendo que algunos Pokémon evolucionaban de determinadas maneras, no solamente subiendo de nivel, sino también usando piedras evolutivas o realizando intercambios. Nuevamente, era necesario conocer a alguien con quien poder intercambiar y... ¡que te devolviera al Pokémon recién evolucionado en su Game Boy!

El esquema de Pokémon Rojo y Pokémon Azul es tan adictivo que la fórmula se ha repetido en los siguientes juegos de la franquicia principal. Por supuesto, el metagame ha evolucionado como los Pokémon y se han añadido varias novedades entrega tras entrega, pero la esencia y la clave del éxito nacieron en Game Boy con la aventura de Rojo por Kanto y su afán de completar la Pokédex con la primera generación de monstruos de bolsillo. Tampoco podemos olvidarnos del método de captura, utilizando Pokéballs a mansalva en algunos casos. Si Pikachu es un icono popular, una Pokéball se podría considerar un símbolo reconocible seas o no seguidor de la franquicia.

Hasta aquí, podríamos decir que estos son los ingredientes principales de Pokémon que conquistaron a millones de personas con Pokémon Rojo y Azul. Sin embargo, la aventura de Kanto está repleta de momentos inolvidables, recuerdos que muchos compartirán o que algunos destacarán unos por encima de otros. Por ejemplo, el uso de las Máquinas Ocultas, habilidades especiales que nos permitían avanzar por zonas anteriormente inaccesibles, invitándonos a recorrer varias veces todos los puntos de Kanto. Ese momento en el que usas Surf con tu Pokémon de agua para surcar los mares sobre él o utilizar Vuelo con tu Pokémon volador y llegar en un coser y cantar a la ciudad que te interesa.

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